¿Qué es la regla 120 para construir una cartera de inversión?
Esta regla, la regla 120, está pensada para construir una cartera de inversión de cara a prepararnos para la jubilación.
INVERSION
Construir una cartera de inversión no es un proceso sencillo. Necesitamos elegir activos que nos descorrelacionen, que nos diversifiquen correctamente y que nos optimicen la rentabilidad. De esta manera, nos protegeremos y también podremos conseguir un mayor rendimiento de nuestra inversión. Pero, son muchas las personas que no saben por dónde empezar, por eso vamos a explicar en qué consiste la regla 120 para construir una cartera de inversión.
¿Qué es la regla 120?
Es una regla que hace referencia al porcentaje de renta fija y de renta variable que tienes que tener en tu cartera según la edad que tengas. Lo que debes saber es que esta regla no tiene en cuenta ni el perfil de riesgo, ni el horizonte temporal del inversor. Está pensada para aquellos inversores de largo plazo que buscan prepararse para la jubilación o para, simplemente, invertir su dinero durante un periodo de tiempo amplio.
Así que, si tu objetivo de inversión es el de buscar un futuro mejor, prepararte para la jubilación y sacar partido a tu ahorro sin horizontes temporales concretos, entonces sí es una regla que te pueda interesar.
Ahora que ya sabes esto, vamos a explicar con detalle cómo funciona la regla 120 y también lo vamos a ver con ejemplos para que puedas entender mejor el porqué de esta regla que utilizan muchos asesores financieros para diseñar la cartera de sus clientes.
¿Cómo funciona la regla 120?
La regla 120 consiste en restar al número 120 la edad del inversor. El resulta que se obtenga es el porcentaje que se debe invertir en renta variable. El resto del porcentaje debería de ir a activos de renta fija. La intención que persigue esta regla es la de tener mayores porcentajes en renta variable cuando se es más joven porque es el activo más rentable a largo plazo. Mientras que, a medida que nos acercamos a la edad de jubilación se prioriza la renta fija para proteger el patrimonio ya conseguido.
De esta manera, una persona con 20 años debería invertir el 100% de su capital en renta variable, mientras que un inversor de 30 años ya debería pasar a un 90-10 y así sucesivamente. A los 60 años, el inversor tendría una cartera típica de 60% en renta variable y 40% en renta fija.
¿Qué efecto tiene la regla 120?
Supongamos que una persona empieza a invertir a los 25 años con una cartera que le promedia una rentabilidad del 13,36% y prácticamente el 100% en renta variable. Al cabo de 10 años, haciendo aportaciones de 200 euros al mes y con una inversión inicial de 5.000 euros, tendría un total de 68.253 euros. Si decide mantener esa misma cartera diez años más con las mismas aportaciones, tendría 199.964 euros a los 45 años.
Supongamos que a los 45, esa persona pasa a hacer aportaciones superiores, de 400 euros al mes y pasa a tener una cartera moderada en la que la renta fija ya tiene un mayor peso y le genera un retorno anual del 6,6%. A los 55 años conseguiría un patrimonio de 448.981 euros.
En los últimos diez años de su vida laboral, aumenta sus aportaciones hasta los 600 euros al mes para prepararse mejor de cara a la jubilación y conseguir un patrimonio mayor. Decide mantener la cartera del 6,6% anualizado. A la hora de jubilarse, tendría 1.021.055.
Para los siguientes diez años, deja de hacer aportaciones y su cartera se reduce a los 800.000 euros, ya que ha sacado 200.000 euros para compensar su pensión pública. La cartera pasa a ser un 75% renta fija y un 25% renta variable. A los 75 años, tendría 1.054.383 euros.