¿Cuándo financiarse y cuándo pagar al contado?
¿Qué es más inteligente financiarse o pagar al contado? Te cuento todo lo que debes tener en cuenta en este post.
AHORRO
El término deuda siempre tiene una connotación negativa, sin embargo, no siempre esto tiene porqué ser así. De hecho, en algunos momentos, y en función de las particularidades de un préstamo, puede ser más inteligente financiarse que pagarlo al contado. Por eso, vamos a ver todos los factores que influyen a la hora tomar una decisión para que sepas cuándo es más inteligente financiarse y cuándo lo es pagar al contado.
¿Qué tener en cuenta?
Básicamente hay dos conceptos fundamentales a la hora de valorar un préstamo. Aunque, como veremos también en este post, hay tercer invitado en la ecuación que es el coste de oportunidad del dinero.
La TAE
La TAE es el porcentaje de intereses y gastos que vamos a tener que pagar sobre el préstamo. Es el elemento más fundamental de todos porque cuanto más alta sea, más dinero tendremos que devolver al banco. Por tanto, siempre que pidas financiación, el elemento al que debes prestar más atención es a la TAE.
La inflación
Este elemento nadie lo tiene en cuenta, y sin embargo, es fundamental. La inflación es la subida generalizada de los precios, pero también es la tasa que nos indica cuánto poder adquisitivo pierde nuestro dinero. La inflación puede jugar a tu favor o en tu contra a la hora de pedir un préstamo.
Si la TAE es del 3% y la inflación es del 2%, en términos reales estaremos pagando unos intereses del 1% y no del 3%. Esto es fundamental sobre todo en las hipotecas, que son los préstamos más baratos. Conseguir una hipoteca al 2% es el equivalente a pagar una cuota indexada a la inflación.
Un ejemplo
Imagina que pides un préstamo para comprarte un coche de 30.000 euros a 7 años y al 7% TAE. En ese mismo periodo, la inflación media anual es del 2%. Aunque nominalmente pagarás 38.033,55 €, debido a la inflación del 2%, realmente el coste real del préstamo sería de 35.617,45 €. Esto significa que, en términos reales, el impacto de la deuda se reduce con el tiempo si la inflación se mantiene estable.
En este caso, el préstamo seguiría saliéndonos caro. Pero, el tercer elemento que entra en juego aquí es el coste de oportunidad del dinero.
Imagina que tienes los 30.000 euros en el banco para poder comprar ese mismo coche sin necesidad de financiarlo. Puede que pienses que quizá es mejor comprarlo “de golpe” y no endeudarte. Lo cierto es que esto puede ser una buena opción o no, en función de la TAE y del coste de oportunidad del dinero.
¿Qué es el coste de oportunidad?
El coste de oportunidad es un término que hace referencia a lo que podrías generar con ese dinero invertido en lugar de con ese dinero gastado. Vamos a verlo con un ejemplo.
Imagina que optas por pedir el préstamo, en el que vas a pagar en términos nominales 38.033 euros. A cambio, esos 30.000 euros decides invertirlos durante los 7 años que dura el préstamo en una cartera de renta variable que en ese periodo genere un rendimiento anualizado del 9%. Al finalizar el periodo, tendrías 54.841 euros en la cartera. Esto significa que, habrías ganado en términos nominales 16.808 euros, ya que pagaste 38.033 al banco, pero conseguiste que tus 30.000 euros se transformaran en 54.841.
En este ejemplo, es más inteligente financiarse e invertir el dinero. Sin embargo, cuanto más alta sea la TAE, menos nos interesa financiarnos porque el coste de oportunidad del dinero no va a ser suficiente para cubrir lo pagado de lo generado.
Si compramos un ordenador de 2.000 euros a un 17% TAE en tres años, nos va a interesar mucho más pagar ese dinero de golpe, que financiarlo.