Alemania lanza un gran balón de oxígeno a la economía europea: las claves del gran plan germano
Friedrich Merz ha anunciado un ambicioso plan que impulsará la economía germana y la de la Eurozona en general.
INVERSION
El próximo Canciller alemán, Friedrich Merz, ha anunciado un plan de estímulo fiscal que ha sorprendido al mercado. Se trata de una ruptura de las estrictas normas fiscales que han mantenido la deuda teutona en niveles tremendamente controlados por debajo del 65% del PIB. Alemania quiere salir del estancamiento económico y para ello dará comienzo a un gran plan de estímulo.
El gran plan alemán
Antes de que acabe su mandato, el actual Parlamento, pretende aprobar tres grandes medidas. En primer lugar, la puesta en marcha de un fondo de inversión en infraestructuras de 500.000 millones de euros que se desplegará a lo largo de 10 años. En segundo lugar, reformar el «freno de la deuda» del país para excluir del cálculo los gastos de defensa superiores al 1% del PIB, con lo que el gasto en defensa será ilimitado desde el punto de vista nacional (aunque seguirán aplicándose restricciones a nivel de la UE).
En tercer lugar, permitir un déficit del 0,35% a los gobiernos locales, que actualmente no pueden registrar déficit alguno. Técnicamente, se necesita el apoyo del Partido Verde para que estas medidas se aprueben en el Parlamento, pero dadas sus opiniones sobre el freno de la deuda y el gasto en infraestructuras, se considera una formalidad.
Alemania gastó el 2,1% del PIB en defensa en 2024. Una estimación aproximada es que esta cifra podría aumentar hasta el 3% del PIB en los próximos dos años, según señalan desde la gestora de activos europea, Aberdeen.
“Desde una perspectiva exclusivamente macroeconómica, el impacto de un gasto adicional en defensa del 1% del PIB sería significativo, aunque mucho depende de cómo se asigne. Por ejemplo, el multiplicador del crecimiento se vería atenuado si una parte importante se destinara a adquisiciones en el extranjero. En términos más generales, el gasto en defensa está asociado a un pequeño multiplicador del crecimiento”, comenta Felix Feather, economista de Aberdeen.
Alemania se lo puedo permitir
Cuando pensamos en gobiernos europeos, tendemos a pensar, con bastante razón, en gobiernos derrochadores. Francia, Italia y España tienen deudas que rebasan con creces el 100% de su PIB. Muy lejos de ese 60% que estipulan las normas fiscales europeas. Sin embargo, Alemania ha sido un país tremendamente moderado y cauteloso con el gasto público.
La deuda germana cerró 2024 en el rango del 62% y en déficit público también por debajo del 3% exigido por Bruselas. “Como hemos sostenido en el pasado, Alemania necesita invertir más y ahorrar menos, y en comparación con sus homólogos del G7 se encuentra en la rara posición de disponer de un amplio margen para hacerlo”, comenta Felipe Villarroel, gestor de carteras de Vontobel.
Aunque el plan está por definirse, y por aprobarse, también lo está su impacto. Pero, según añade el experto Feather, “de promulgarse, las reformas abrirían un espacio fiscal de cientos de miles de millones de euros. Si se utilizan plenamente, el gasto adicional de Alemania en defensa e infraestructuras daría un gran impulso al crecimiento del país y de la economía de la Eurozona en general”.
Sorpresa en los mercados
Cuando Merz ganó las elecciones, los analistas esperaban un mayor gasto fiscal por la necesidad de estimular la economía alemana, que llevaba sufriendo en los últimos años por la crisis que atraviesa el sector del automóvil. Sin embargo, pocos esperaban una apuesta tan ambiciosa.
“Este anuncio ha cogido a los mercados por sorpresa y los movimientos ya se han hecho notar. Pero dada la magnitud del cambio de perspectivas, creemos que hay margen para que este tema siga impulsando los mercados, con una mejora significativa de las perspectivas de crecimiento a medio plazo para Alemania. Además de tener implicaciones para los sectores que más probablemente se beneficiarán del aumento del gasto fiscal, creemos que esto llevará a que los bunds alemanes registren una rentabilidad inferior de forma continuada, y a una mejor valoración de las perspectivas del euro a medida que la divergencia fiscal entre EE.UU. y Europa avanza hacia la convergencia”, concluye James Bilson, estratega del equipo de renta fija de Schroders.